Bárbara: he intentado alguna figura literaria y el tema cotidiano.
Publico dos versiones. No tengo claro que sea poesía...
1.-ENEMIGO:
Al espejo me enfrento, como a un enemigo feroz, cada mañana.
El reflejo me devuelve unas hebras nevadas en el pelo, un surco
oscuro como rúbrica del ojo y unas grietas que se abren cuando intento sonreír.
Cada día, la rutina de la higiene me obliga a contemplar el deterioro.
Me sobrepongo al asalto y desde la trinchera lanzo un beso al adversario y con cremas, aceites y abalorios intento engañar al tiempo y a mi misma.
2.- ENEMIGO:
Unas hebras de plata adornan mi cabeza.
Serían lindas si no estuvieran apagadas.
Unos surcos oscuros, antes color caramelo, rubrican mis ojos.
Unas rayas, dejadas caer sin sentido, se agrietan cuando intento sonreír.
Y así, cada mañana, me enfrento con miedo al enemigo que me devuelve, cruel, este reflejo.
martes, 17 de marzo de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La Becaria
Hace dos semanas entré como becaria en esta agencia de publicidad. No es la más grande, pero sí de las mejores. Por aquí han pasado grandes...
-
Esta es la historia de mi larga vida, de mi larguísima vida. Hoy es mi cumpleaños y tengo una sensación de frío y melancolía dentro...
-
Por Marta Era un domingo cualquiera del mes de julio en Valencia. Estábamos mi madre y yo solas en casa. Hacía un calor achicharrante q...
-
de Liris Acevedo Donís ¡No! ¡No me lo preguntes más! Y balanceándose sobre la silla de la amplia y solitaria sala de espera del ...
Y tanto que es poesía, Ana. Me gustan mucho, sobre todo el primero. Tal vez lo que falla es la disposición de los versos, las pausas en la lectura. A ver así qué te parece:
ResponderEliminarAl espejo me enfrento,
como a un enemigo feroz, cada mañana.
El reflejo me devuelve
unas hebras nevadas en el pelo,
un surco oscuro como rúbrica del ojo
unas grietas que se abren
cuando intento sonreír. (aquí tal vez al paso de una sonrisa,por no usar un lenguaje demasiado literal)
Cada día, la rutina de la higiene me obliga
a contemplar el deterioro.
Me sobrepongo al asalto
desde la trinchera lanzo un beso al adversario
y con cremas, aceites y abalorios
intento engañar al tiempo
y a mí misma.
está requetebién, Ana
¡Qué manera de nombrar los miedos, la tragedia del tiempo, la belleza humana! Y sobreponerse a lo más temido con dignidad. Un poema de dolor y ternura hacia una misma, Ana querida...como lo que sueles hacer.
ResponderEliminarY el "toque" de Bárbara le aporta una forma maravillosa.