Dos vidas. Un instante
El
largo recorrido de la vida, los momentos, instantes de felicidad,
"la vida es un mal cuarto de hora lleno de algunos segundos
exquisitos" (Oscar Wilde).
Recuerdos
de mis vivencias con veinticinco años. Una muchacha pelirroja que
se dejaba arrastrar por las circunstancias. En aquel tiempo quería
ser poeta, pero ser poeta no depende de las ansias de serlo, sino de
las cualidades y de los contactos pero en aquella época, no se
solían tener muchos contactos.
Recuerdo
las tertulias con otros amigos, que se decían poetas, y de pronto
sentada, triste, defraudada, observo una nube grisácea del color del
polvo de estrellas. Me siento estafada por la vida, no supe
evadirme, no supe ni en un solo segundo comportarme como una mujer.
Claro eran tiempos difíciles... la transición, el choque de ideas,
los padres, que con buena voluntad, intentaban en todo momentos
guiarnos, cuando la mejor guiá siempre es uno mismo.
Pero
aquí me hallo añorando los tiempos pasados y pensado en mi
malgastada juventud. Malgastada y perdida en la noche de los
tiempos, por una niña tonta que no supo que rumbo tomar. Mi alma,
una masa de moléculas que estallan, un cúmulo de estrellas fugaces,
una intersección de sentimientos, sensaciones. Ahora no soy une niña
pelirroja, voy por la calle, llueve, y a mi lado, montones de
transeúntes, se cubren la cabeza con insólitos pañuelos, los menos
con paraguas. Me meto en un bar, un poco cutre. Fuera, la lluvia
arrecia y los clientes, todos hombres, me miran curiosidad y se
encienden un cigarro, yo también me lo enciendo, es mi vicio, mi
único vicio. La puerta tintinea, el dueño a puesto unas
campanillas que reverberan. Una chica joven de largo pelo pelirrojo
lleva un bolso hipie, una monada, me tengo que comprar uno así. De
su cuello cuelgan multitud de variopintos abalorios. Mirándola se
percibe que no es una mujer que siga los dictados de la moda. Se
sienta a mi lado en una silla, donde millones de microorganismos,
bacterias, paramecios y amebas pululan regodeándose en la falta de
higiene. Coge sus largos cabello pelirrojos, se hace un moño. Hebras
cobrizas orlan su rostro y descuidadamente las sujeta con un lapiz
sonríe ojos negros que inician una conversación muda
La
miro sin comprender ¿qué demonios quiere decirme?. Bebe con
parsimonia su café, yo hago lo propio con el mio, cierro los ojos y
miles de puntos negros se ciernen sobre mi. Escuchó los ecos del
pasado ¿ No te acuerdas de Daniel?
Daniel
siempre será el gato que araña la luna, poeta, muy desgarrado. No
tienes porque arrepentirte de nada, tu obraste como eres, con el
corazón.
Con
el corazón, qué sonido sarcástico, no fui una pazguata, una
puritana, de falda larga, una mujer que no escucha sus sensaciones,
sus anhelos, sus emociones, siempre me he preguntado que hubiera
pasado si hubiera aceptado irme con el a un hotel.
Ella
se levanta, huelo su perfume, es el mismo que utilizo yo. Me fascina
esa chica, es bonita y sus ojos brillan, no como los míos, opacos y
arrugados, la edad se nota. Ademas la vida no da las mismas
oportunidades ni el mismo raciocinio
Se
oye el tintineo de la puerta.... el sonido se pierde... como me
pierdo yo
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