de Liris Acevedo Donís
Ella
repitiendo
la Espera de la madre
conjuga
verbos a escondidas
Como
conjuros
enciende velas rojas
evoca a Afrodita para que Él regrese
A veces
en silencio llora toda la casa
le sirve café al marido
(que prefiere las noticias a que ella le hable)
La mano
sobre el pecho, la mirada lejos.
Su tiempo:
Desnudo
y largo
como velo de novia.
Él
asomado a
la noche
culpa a
la Luna de “cruel amante”
Enciende
otro cigarro
Bebe otro
trago
Ella danza en volutas
Aparta un
cabello de su frente Repite que la ha olvidado
pero el lunar en su seno le
sonroja.
Se hace
viejo
Muere a solas.
Su tiempo:
Ojos desterrados
a la espera de un tren.
Él
la oye
respirar desde la sala
prefiere
las noticias a que Ella le hable
deshilachadas letras de periódico ondean
sobre sábanas blancas frente a sus ojos.
A su
espalda la oye ofrecerle café
intercambiar ausencias
(encender velas rojas llorar a solas)
Su tiempo:
Infinito y mudo
goteando al mismo tiempo
del
agua
tintineante
del
lavamanos.
Liris eres una artista. No sólo has escrito un poema, has pintado con palabras. Me ha encantado.
ResponderEliminar¡Gracias, Marina! qué bonito que te haya tocado. Me siento honrada por ello.
ResponderEliminarQué manera tan elegante y a la vez desgarradora de retratar un triángulo amoroso. Se nota que eres narradora hasta en tus poemas, siempre hay una historia detrás. Me gusta mucho cómo defines el tiempo de cada uno de ellos, ahí se concentra la poesía, y cómo a menudo decimos, lo que dejas en elipsis, todo lo que cuentas sin contar. No sé si este poema en tres tiempos está ambientado en tiempos del coronavirus pero me ha hecho pensar en cómo estarán viviendo esta situación los amantes casados. Muy buen trabajo, gracias.
ResponderEliminar¡jajaja, es así Bárbara! Muy buena pregunta...sí, es en estos tiempos de Coronavirus. Imagino quiénes, obligados a recluirse en casa con sus familias, están sufriendo la lejanía impuesta de esta situación y cómo la estarían sobrellevando. Es un drama, una pequeña tragedia emocional dentro de la gran tragedia que impone la enfermedad, la peste, y el miedo a la muerte, claro. Pero pensaba en esas pequeñas "muertes" que ocurren dentro de los pocos metros cuadrados de una relación que no funciona. Qué pasa con el amante solitario, qué pasa con el esposo que ha venido viendo a su esposa distante...no es tonto. Y sobretodo qué pasa con ella, la mujer dividida entre el amor a un hombre lejano y la fidelidad a su marido. Una tragedia "mínima, claro, en medio de la tragedia general que enfrentamos con la enfermedad y las pérdidas humanas, pero que creo no deja de ser trágica, sufrida, terrible. Es lo que quise intentar retratar.
EliminarCon respecto a lo de narradora, sí, ¡totalmente! Pero OS prometo (y me prometo) romper la cadena causal en próximos poemas...lo necesito. En serio. Ése quisiera fuera mi reto con respecto a la poesía. Porque es una pesada cadena de la que quiero liberarme, tal cual. Y creo que la poesía me da la clave perfecta para hacerlo. Creo.
Por lo demás, lindo que te haya gustado y sobretodo que se comprenda la historia detrás...¡sí, la angustia de poder tender el vínculo hacia la otra isla! Lo sé. Pero me tranquiliza que esta vez se haya comprendido lo que quise mostrar entre velos, como ocurre en una historia como ésta. Qué bien.
¡Y GRACIAS, Bárbara! por tu comentario. Lo tomo para seguir trabajando más duro.