lunes, 21 de octubre de 2019

Los Elementos



   Esta es la historia de mi larga vida, de mi larguísima vida.
   Hoy es mi cumpleaños y tengo una sensación de frío y melancolía dentro de mí, que no me acaba de dejar ser feliz. Miro a mi alrededor y veo a los demás con la misma decrepitud en la que yo mismo vivo instalado desde hace décadas y siento frío, mucho frío.
   Desde que llegué aquí de mi largo viaje en el mes de abril y de esto hace cinco meses, no he dejado de sentir ese frío. Que ha pasado en estos años durante mi ausencia?
   Nací en un pueblecito , cerca de la costa del mar Mediterráneo , en el Levante feliz. Mi padre se llamaba Eloy , aunque realmente debo mi existencia a un tal Karl Ziegler y a Giullio Natta, paradojas de la vida los dos nacieron en este continente castigado hoy por este frío intenso y helador. Donde están aquellos veranos, donde los turistas llenaban las playas ?
   Bueno, estoy hecho de polietileno y nací para transportar unas preciosas y simpáticas naranjas hasta un mercado de Londres. Allí me separaron de mis amigas, de las cuales no he vuelto a saber nada y a mí me usaron de nuevo para transportar otras cosas hasta la playa de Brean Sands, cerca de la ciudad de Bristol.
   Ese día no lo voy a olvidar jamás ! El primer elemento entró en acción, una fuerte ráfaga de viento me arrastró inexorablemente hasta la orilla de arena dorada y allí sucumbí al otro y definitivo elemento, la corriente.
   Me quedé a merced de ella durante meses y vi pasar junto a mi ,multitud de grandes peces, tortugas, delfines, a todo tipo de animales marinos hechos para disfrutar y vivir en este nuevo medio, inhóspito
para mí, que es el océano.
   Rápidamente empecé a perder aquel brillo del que siempre me he sentido tan orgullosa, ser una bolsa roja de red , era " lo más ".
   Pero la corriente me llevó donde durante décadas quedé atrapada. Al principio mi vida fue de lo más placentera, no eramos muchos, pero poco a poco la situación empezó a empeorar y al final era insoportable, todos los días los elementos nos traían toneladas de nuevos compañeros que iban ampliando la isla. Me faltaba el aire, el hedor se hacia insoportable y no te podías ni mover.
   Aquellos preciosos animales que pude ver en mi viaje hasta aquí, empezaron a llegar moribundos enredados entre mis compañeros y a pudrirse entre todos nosotros, un espectáculo dantesco, un horror!
   Alcanzamos una dimensión tal , que al final los mismos elementos decidieron mudarse de allí, cambiaron los vientos, las corrientes marinas modificaron su trayectoria y como consecuencia de todo ello el clima de mi adorada Europa se modificó. Sus cálidos veranos con aquellas tardes llenas de conciertos y actuaciones hasta la noche en que la fragancia de las flores inundaba con sus dulces aromas cada rincón de cada plaza y de cada calle, ha desaparecido.
   Yo salí de allí ayudado por un grupo de personas jóvenes, desaliñadas, que dicen estar preocupadas por esta desaguisado no natural y que se han jugado la vida para rescatarnos de ese infierno.
   Ahora espero en esta planta de reciclaje en Portugal una nueva vida, que me ayude a olvidar todos esos momentos de angustia, incertidumbre y desasosiego , que a lo largo de estos últimos años han hecho mella en mi. En este momento tengo una sensación de tranquilidad, libre de la culpabilidad que durante mucho tiempo me obsesionaba.
   No soy yo la culpable, son los que nos manipulan y permiten con sus acciones , que los elementos nos transporten a lugares donde nosotros no queremos ni ir, ni mucho menos permanecer.
   Solo sueño con que el resto de mi larga vida sea mucho más provechosa y respetuosa con el medio ambiente que me rodea y que si el reloj del tiempo me lo permite vuelva a ver a todos esos maravillosos seres cruzar el océano, con la misma alegría que los vi en su día.
   Nada en esta vida haría más feliz a lo que queda de esta red roja de polietileno.



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