NO
HAY CALMA TRAS LA TORMENTA
Rosma
NO
HAY CALMA TRAS LA TORMENTA
Rosma
El día sucede a la noche,
después del frío invierno llega la primavera, tras la tormenta siempre llega la
calma….
Conservo en mi memoria estas
frases, me las repetía a mí misma en los malos momentos para recordarme que
todo volvería a la normalidad. Pero es que entonces la vida la vivíamos en
ciclos predecibles y ello nos daba estabilidad, nos hacía sentir seguros.
Sin embargo, descubrimos
que las leyes naturales no eran inmutables. Que las explicaciones de astrónomos
y físicos estaban muy lejos de la realidad, que lo que imaginaban como algo imposible, se cernía sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles. Y esta es la gran ironia del destino, Damocles es el nombre del meteorito que originó el fin de todo lo conocido.
Cuando el asteroide fue descubierto en 1991 se vio que tenía una orbita completamente diferente a los demás conocidos. La órbita de Damocles penetraba desde dentro del afelio de Marte hasta Urano, lo que les llevo a pensar que terminaría en el centro del sistema solar. Decenas de miles de millones de años tardaria Damocles en completar su orbita, pero no sucedió así. El equilibrio gravitacional se desestablizó por la lluvia de meteoritos producidada en el paso de Damocles sobre Marte desde la constelación del Dagón.
Aquel día todo cambió. Comenzó
el principio del fin.
Nuestro sistema solar se apaga y con él nuestro mundo tal
y como lo conocemos. Nos sumergimos irremediablemente en las tinieblas del sol agonizante.
Lo que sucedió a partir
de entonces no lo puedo describir.
Demasiado dolor...
La rapidez con la que la
vida se extingue es vertiginosa. Morimos atenazados por el frio y la falta de
luz. Ya no hay calidez a la que aferrarse.
Desde la certeza de la muerte inminente, me paralizo al saber que no
volverá a amanecer.
Me estremezco al sentir que la
oscuridad nos ha invadido como la más mortífera de las plagas y me aterra saber que ya nunca,
nunca más volverá la calma tras la tormenta.
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