viernes, 3 de enero de 2020

                         UN CUENTO DE TERROR NAVIDEÑO

     “NO HAY LIBROS BUENOS NI 

MALOS,SOLO HAY LIBROS BIEN

ESCRITOS O MAL ESCRITOS” 

“ OSCAR WILDE”



Carlos vivía en un bonita casa de campo de paredes amarillas y moradas, con el vivía Amparo y sus cinco hermanos. En el salón de la casa había colocado un gigantesco abeto importado de los Países bajos, donde también son oriundas las fresas y las semillas de María, en aquellos años no se encontraban abetos tan grandes para la Navidad. Le gustaba especialmente la claridad que se filtraba por las ventanas, el contraste que ofrecía con el espumillón blanco y brillante. Carlos era leal e ingenuo, la lealtad constituía una máxima , un axioma que hacía que pisara fuerte por la vida.
El día de nochebuena, la mañana amaneció húmeda, festoneada de agua y la noche se perfilaba fría. Carlos puso un tronco de pino, la mejor madera del mundo, al otro extremo de la casa había un calefactor. Los hermanos eran muy frioleros. Amparo había cocinado una cena de nochebuena de lo más tradicional, un redondo de ternera mechado con zanahorias y panceta con acompañamiento de lombarda y champiñones,
Loa productos vegetales, salían de la explanada verde y extensa que constituía el jardín, en esto se percibe un claro avance hacia la autarquía, y si sobraba algo iban al mercado de la zona y así llenaban las despensas de los vecinos.
La casa se iba llenando de un rico aroma, el crepitar del tronco que ardía en le chimenea , se confundía con el "cri-cri" del asado. Costó un poco meter a los chavales en vereda, aún alucinaban con los regalos; y todavía celebraban la leyenda importada de Estados Unidos, y de los países del norte europeo, llamada Papa Noel. Sobretodo el hermano mayor de los cinco, que estaba dale que te pego a la play-station. No hay que olvidar la Naturaleza adictiva de estos juegos, el chaval pasaba de nivel con la tranquilidad que devoraba pastillas de Vi-codina el legendario Dr. House.
Amparo y Carlos dieron por concluida la cena, los niños se fueron a la cama y se respiró el cálido y agradable ambiente a paz.
Salieron al jardín, a la noche fría, el firmamento salpicado de galaxias blancas,las sombras del cielo oscuro caían intemporales, magníficas, hacia una noche preciosa. La realidad siempre es disociativa y desde luego supera la ficción; en aquel rato no podían sospechar lo que iba a acontecer. Se limitaban a sentirse a gusto juntos.

De pronto,a lo lejos se vieron unas formas opacas, de un esplendente brillo fantasmal, que presagiaban un suceso extraño (La verdad esta ahí fuera). El primero que vio se acercaba desde la linea negra del horizonte. Esas aviesas formas caminaban a rachas como muñecos que no habían aprendido a andar, con brazos largos , amorfos cual palos de escoba.
Amparo calculaba, eran muchos, demasiados. Luego empezaron a arrastrase como orugas y tras sus pasos cansinos solo podía haber desolación. ´Trataron de conservar la calma ¿no sería todo producto de sus mentes calenturientas, un tanto psicóticas? Al fin y al cabo veían mucho el plasma.
Carlos que tenía reflejos de héroe, corrió hacia la casa,y desde las ventanas contemplo a los entes que se acercaban. Comenzó la ardua tarea de atrancar las puertas, previo echar los pestillos. Amparo le alcanzo el martillo y los clavos, incluso ella, con lo inútil que parecía, hacía lo que podía por salvaguardar su hogar. Carlos descolgó las cortinas, se sentía responsable.
Cual "las muñecas de famosa se dirigen al portal", aquellas formas, entes sibilinos, se acercaban, se acercaban a la entrada, mudas y desgalichadas, podían atisbar sus fauces, sus sudarios blancos, como salidos de la tumba. Masticaban huesos. (Aquello no dejaba se ser espeluznante y terrorífico, salido de una película de Darío Argento.)
Carlos como héroe, no podía permitir que los entes acabaran con la armonía, el bienestar y la felicidad que con tanto esmero y mimo construyeron Amparo y él en su hogar. Se defendió como pudo, cuando los invasores entraron y Amparo corrió a la habitación, donde los pequeños miraban a su alrededor despavoridos. Como si se tratara de un croasan se lanzaron sobre él rezumando gula y lujuria... quedo convertido en un Eccehomo, todo sangre, al más puro estilo gore.
Trascurrieron unos segundos infinitos, solo el silencio. La música del silencio se escuchaba en la casa, ya vacía. Las criaturas se habían ido, habían cumplido su cometido, habían alcanzado su meta Amparo no sabia que meta era esa, pero sin duda pasaba por acabar con aquel Ángel que durante años había ejercido como Pater de familia. Acarició blandamente las cabecitas morenas y rubias que la rodeaban sumidas en el sueño de los justos y se encamino a la cocinas, "demonios que cocina me han dejado y después me queda el salón", cogió un cubo, lo lleno de agua y empezó a echar amoniaco.

TINA ALARCÓN

1 comentario:

  1. Sin duda la tuya es una historia bien escrita !!
    Me ha gustado mucho, no tanto el argumento como la forma de contarlo. Felicidades

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