jueves, 20 de febrero de 2020

Una opresión en el pecho como de un cuchillo afilado

de Liris Acevedo Donís

-          - ¿Ya? ¿ya está aquí? 
-         -  ¡Shhhht..! ¿Me trajiste algo de ella...?

Belén saca el cuaderno dorado y se lo extiende a Aurora, que lo coloca junto a la foto de Valeria sonriente en su decimoctavo cumpleaños. Sobre la mesa rodeada de inciensos, cartas de tarot y velas encendidas, saca una carta del mazo.

-  Mjú. Ahí está. Hay algo con el número 27.
-  Sí, ya…que murió a los 27 años en el 2007. Pero eso ya me lo dijiste.

Aurora inspira hondo. Eleva el cuaderno por sobre los inciensos con movimientos circulares. El sonido de un taladro sobre la acera retumba.

-         -  ¡Joder…lo que faltaba!

Se levanta molesta y corre la cortina. La habitación queda en penumbras a las 10 de la mañana. La escasa luz de lámpara y velas, acercan los rostros de ambas mujeres. Aurora cierra los ojos.

-         -  Dame tus manos - pide a Belén -. Vamo´ a veeeer…vamooooo a ver, mi sol…

Aurora acomoda su pañoleta de pepas rojas calzada hasta las cejas, destapando estratégicamente su oculto tercer ojo. Belén la mira. Parece que escucha algo.

-        -  ¡¿...puedes hablar más alto, mujer de dios? ¿No oyes el escándalo que me montaron allá afuera?

Belén oye con ojos atentos.

-        -  ¿Dime por qué no has deja´o a tu hermana pegar un ojo en to´a la noche, ah?

Belén lo confirma llevando sus manos al corazón,

-          - Sí, era como una opresión en el pecho como de un cuchillo afilado...
-          - Shhht…Vamo´ a vé, dime mi reina, ¿qué te pasa?


Aurora le indica a Belén que corte el mazo. Belén lo hace mirando a Aurora. Una brisa helada levanta las cortinas y sacude la lámpara púrpura sobre ellas. La habitación se mece como el vagón de un tren al movimiento de las llamas. Al suelo caen dos cartas: La Luna y el Diez de espadas. Aurora sentencia,

-         - Traición. Está clarito. La peor traición de todas ¡la del ser amado! ¿ves?

Belén mira las imágenes. Un ser tendido boca abajo con diez espadas clavadas en la espalda.

-        -   Él es su enemigo jurado, Aurora advierte.

Belén abraza su cartera como a su tabla el náufrago. Aurora aguza el oído, reencendiendo las velas apagadas con mirada grave

-         - ¿Pero...por qué lloras, mi niña? - pide a Belén guardar silencio llevándose el índice a la boca - ¡pero si no te estoy descubriendo el agua tibia…eso tú lo sabías! - Toma un sorbo de un agua amarillenta a su lado -. ¿Y no fue eso lo que viniste a decirle a tu hermana? –

Belén seca las manos sudorosas sobre su falda. Muerde sus labios ansiosa. Aurora escucha,

-         -  ¿Cómo? – mira a Belén sin entender -. ¿Un libro público..? 

Belén niega, no sabe a qué se refiere. Aurora echa otras cartas, adivinando

- ...libros, legajos, firmas, alcohol, bohemia,...risas, brindis...

Belén salta de su silla.

-        -  ¡Se enteró! ¡que Carlos va a publicar su nuevo libro! Lo vi anoche por televisión, lo entrevistaban. ¡Pufff! se me revolvieron las tripas. Es como si la muerte de mi hermana le hubiera dado vida - vuelve a mordisquearse ruidosamente el labio -.

-          -  El Vampiro de toda la vida, dice Aurora sacando más cartas del mazo. Y si dejas el chasquidito ése me la pones más fácil, hija ¿si? - le dice a Belén que para de morderse el labio - Ajá. ¿es eso? ¿algo con ese libro? 

-      Belén  atenta al mensaje deja de respirar. Aurora saca del mazo tres cartas más. Belén mira sobre la mesa la sucesión de imágenes: un corazón atravesado por tres espadas. Un hombre que huye con varias espadas cuidando no ser descubierto. Una mujer maniatada de ojos vendados con un cerco de espadas a su alrededor. Aurora lamenta lo que ve siguiendo al espiral humeante de inciensos, 

-         -  Uy, uy uy… ¡este sí que te la hizo, mujer!

Belén no entiende. Se acomoda en el asiento, mira a Aurora sacar más cartas. 
Aurora lee pescando palabras sueltas.

-    -  Las espadas...son como las palabras. Dejan señales claras en el aire. Puede que parezcan frágiles pájaros de ala rota, pero son invencibles ejércitos armados que un día, nos sacan de la noria del tiempo. Pero sólo para recordarnos que el mundo tiene memoria. Que todo tiene su tiempo. 
      
      Belén, de ojos como platos, no entiende. Aurora le suelta sin rodeos,

-          -  Son todos suyos, me dice.
-         -   ¿?
-         -   Los cuentos. Esos cuentos. Los que va a publicar el vampiro. Todos son de tu hermana.
      
      Belén se queda de una pieza.

-    - No. No puede ser, sonríe negando. Él es un escritor de fama, ¿sabes? O sea, él ES el escritor. Ella no...a ella le gustó siempre escribir pero nunca se lo tomó en serio. ¡Valeria siempre cambiaba de planes! Sí, recuerdo que Carlos siempre decía que leía algunas cositas de ella... ¿qué necesidad tenía de andar leyendo gilipolleces de una novata? Él siempre fue muy serio, muy elegante ¿sabes? Muy cortés. Muy apegado a las normas. Ves cómo viste...siempre con sus camisas planchadas, blancas, impolutas. ¡Odia quedar en ridículo, de eso se cuida mucho! Pase adelante, tenga usted buenos días…así siempre lo vimos mamá y yo. Él decía que mi hermana tenía talento, sí, pero que le faltaba mucho por aprender… ¿de verdad te dice eso?

      Aurora enciende una vela sobre el cabo consumido de la otra, y explica

-      -   La madre amamanta a su niño en silente diálogo, y de la sangre y las vísceras que le dona, no alardea. El buen alimento llega con el beso de quien burla los ropajes del rey desnudo. Hay cosas que los ojos no ven, cariño.

 Belén muda, se esfuerza en recordar.

-        -  Yo me llevé su ordenador, sus diarios, sus poemas... todo, y todo se los entregué completo a la policía apenas dejamos su habitación la noche de la tragedia - Belén habla al aire sin saber a dónde fijar la vista -. Después...ellos me los devolvieron. No se quedaron con nada.

Calla, atando cabos, mirando bajo la mesa el haz de luz que se filtra por la ventana. Aurora repite,

-          -    El pavorreal es presuntuoso si lo miran. A veces hay que ser ciegos para ver. 

Pero Belén sigue hablando para sí,

-        -  ...enciendo la tele y ahí está. Anoche leía partes de ese libro.Y todos sonríen, lo respetan, preguntan si ya trabaja en su próximo libro cuando no hemos leído éste. Entro en Facebook y ahí está…

Aurora la interrumpe, ya harta

-          -  ¡Joder! ¡¿que le vas a creer más a Feisbú que a tu hermana?! ¡Que él se los robó! ¿no entiendes?Que esos cuentos eran suyos y, y - y dice al aire - ¡que sí, que te estoy escuchando! ...y ahora anda el vampiro ése alardeando de ellos como buen actor. ¡Que no es escritor nada! Lo que hace es por vanidad. Y ella está muy cabreada con eso.

-          -  Sí, pero… ¿por qué lo iba a hacer? si él...

-        -  ¡Porque se le secó la vida por dentro, mujer! - dice tranquilamente Aurora -. Eso pasa. Se seca el alma. Sobre todo cuando naces con un hambre tan grande de merecerlo todo, que no soportas ver la vida y el talento en los demás.
   
     Desde la fotografía, los ojos de Valeria miran a Belén penetrantes. Aurora ahueca su palma y la lleva al oído,

 - ¡Shht! – aguza el oido. – ¿Qué pasa ahora, mi niña? ¡Espera, espera, mi alma, que no te cojo una puntada! Estás que ni respiras…vamos, con calma. Háblame mejor de este lado...

Los ojos de Aurora recorren la habitación como la luz de un faro sobre el mar nocturno mientras escuchan. De repente, mira a Belén. Con pena. Su boca se abre horrorizada. 

-           -  ¿Qué pasa? pregunta Belén sintiendo de nuevo la punzada en su pecho.

Pero Aurora comienza a recoger sus cosas de la mesa.
-       - Vamos a dejarlo aquí, mujer ¿vale? Que no he desayunado y me está cogiendo un vahído...

      Belén pone su mano sobre las de ella, deteniéndola. La mira suplicante. 

     Aurora traga; acomoda su pañoleta en la nuca, la amarra y desamarra. Tras apretarla con fuerza, mira al piso, y habla con las palabras justas. 

-        -    ver. - inspira hondo- Vamos por parte  - mira de frente a Belén-. Que está penando la chiquilla. Que ése tío le hizo mucho mal. Mucho. Más mal del que crees. Que, ¡vamos! que...

     Belén muerde su labio de nuevo. Aurora revuelve cartas, somnolienta
     La voz de Valeria emerge de su boca, 

      -  ...que no me atreví a decirlo a tiempo, hermanita, y ya fue tarde. Mi feroz enemigo, ése con el mismo rostro de mi amado, me hizo creer que el amor era eso. Pero fue sutil su engaño, su despojo. Los besos seguían siempre a las peleas que él mismo provocaba, y bajo nubes de alcohol, terminábamos siempre amándonos sin saber que eran suyos todos los triunfos por los que siempre brindábamos.

En trance, Aurora bebe del líquido amarillento en trance. Su índice y pulgar limpian la saliva empozada entre las comisuras de sus labios. Continua,

      -   Pero aquella noche última descubrí su trampa.

 Belén completa la frase,

      -   Y él te empujó por la ventana.

Aurora asiente sin abrir los ojos,

    -  Te dio a beber muchísimo alcohol aunque sabía que no podías probar una gota…¡él lo sabía! Que llevabas ya 3 meses sin probar una gota de alcohol. 

      Valeria sigue en boca de Aurora,

  -  Ésa noche llegó feliz a casa con varias cajas de vino "¡Brindemos por el futuro de la gran escritora!"...yo no cabía en mi pecho y me olvidé de reclamos y de razones. “Una gotita más ¡venga, amor mio! que no te va a hacer mal ¡Las grandes escritoras son todas unas bellas borrachas!”, y bailando y riendo a mares llegamos a la ventana...

Belén acerca la foto de su hermana pequeña, la mira bien. 

-         -  Y te empujó. Los rasguños en su cara no fueron del gato - dice cayendo en cuenta - ¡Estabas tan feliz con la publicación de tu primer libro, ¿cómo es que ibas a tirarte así, tan de repente?!

Aurora asiente sonámbula. Lejano el taladro continúa rompiendo calle arriba. 

-   ...y cuando te llamé esa noche - continúa Belén - porque Carlos se fue a la playa diciéndote que no regresaría hasta que te calmaras... ya lo tenía todo planeado ¿verdad? ¡Por eso me pidió que te llamara! ¡Tú lo habías escuchado hablar con la directora de la Editorial... - asiente, recordando - metido en el baño!…me dijiste. Yo no te creí...- mira de frente a la lámpara, sus pupilas dilatadas llenas de la luz púrpura -. Y yo no te creí. Creí que eran celos. Él siempre decía que lo celabas mucho. Pero te juró que no tenía nada con esa mujer...y que esa noche en el baño hablaba sobre tus cuentos, que quería darte la sorpresa... - Belén tapa sus ojos - ¡Desgraciado! 

Y deja caer su rostro sobre el pecho,

-          -   ¡Y yo no te creí! 

Aurora abre sus ojos en brumas, saca otra carta. Un brillante As de oros.

-         -    Los falsos ídolos siempre caen de sus podios - afirma -.

Y entonces, su mano, halada por hilos invisibles, se posa sobre el cuaderno de Valeria.

-         -   Pero todo está aquí.

El cuaderno brilla entre las velas. Belén sorbe sus lágrimas y lo abre. Página 27. 
Allí lee:

- Los hombres nunca van a la playa solos.

Belén asiente, y poco a poco, va comprendiendo todo. 

-        -   Hijo... de la gran... puta.  

El taladro rompe una calle lejana. Aurora sale del trance, tosiendo. Enciende la luz.

-        -  ¡Joder, ésta vez casi me quedo..! – advierte a Belén - . Hay mucho dolor en esa chiquilla, mucha rabia, cariño...

Belén asiente, le acerca un vaso de agua.  Y desde la ventana, mira la larga fila de aceras rotas.

-       -   Hay que cuidarse, mujer. Es todo. No podemos hacer más.
      
      Dice Aurora apagando la última vela.

Pero la mirada de Belén es una antorcha, y se eleva como un ave sobre las inmensas rocas de cemento de las calles destruidas. Sabe que será inmenso el trabajo que le espera, pero está convencida, de que esta vez devolverá a su hermana la voz que le fue por siempre arrebatada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Becaria

Hace dos semanas entré como becaria en esta agencia de publicidad. No es la más grande, pero sí de las mejores. Por aquí han pasado grandes...