miércoles, 19 de febrero de 2020

HOMBRES SOLOS


                                                           Amparo B.S.

Desayunan en la terraza.  El sol de un otoño con retraso les permite estar en manga corta. Ella pone la tapa a la mantequilla entre tostada y tostada. Él se mira la mano con la que no sujeta el tazón de café con leche.

-         ¿Te has fijado que es en las manos donde primero se nota la edad?

-         No, la verdad.

-         Mira estas manchas que tienes aquí – y le coge una mano que ella separa en unos segundos.

-         Verás, no estoy hoy para observar el paso del tiempo con tanta consciencia. ¿A qué hora has quedado con los de la inmobiliaria para ver el piso? ¿Era en el barrio de La Luz, me dijiste?

-         Sobre las 12. ¿Por qué? ¿Vienes conmigo a verlo?

-         No creo.

-         Me gustaría que me acompañaras.

-         Sí me imagino. Los hombres no vais solos al médico, ni al cine, ni de viaje, no hay hombres solos en jornadas, cursos, conferencias… y nunca vais solos a la playa.

-         Vaya, ahora eres tú la que se pone en modo consciente .

Él se ríe, se quita las gafas y las deja sobre la mesa. Ella recoge su plato y se levanta. Recuerda las primeras veces que intimaron. Él se las quitaba cuando iba besarla y ella temblaba desde el primer gesto porque sabía que no tenía prisa en marcharse a su casa, que esa tarde no le esperaban pronto. Hoy no quiere besos, sólo quiere acelerar lo que va a suceder. Cuando regresa de la cocina con más café, él bebe su zumo y lleva las gafas puestas.

-         ¿Cuánto tiempo llevo aquí en tu casa, cuatro semanas, cinco? – le pregunta sin mirarla.

-         Cuatro semanas y dos días.

-         Cuatro semanas y dos días que me hiciste sitio en el armario y me renovaste el cepillo de dientes.

-         Te separaste de tu mujer y lo viste natural… Ni te planteaste vivir solo.

-         ¿Y tú qué? ¿ No era lo que querías?

-         Sí…no sé… debí pensarlo más.

-         Todas estas semanas has estado muy tensa. Yo  creía que podríamos empezar algo juntos.

-         Demasiado tiempo sola.

-         Pronto volverás a tener toda tu casa otra vez para ti, tranquila.

Recogen la mesa entre los dos. Ella friega lo del desayuno, mientras él se cierra en el baño. Se oye el agua de la ducha. Ella recorre la casa quitando trastos o cambiándolos de sitio, no sabe bien. Mira el reloj de su cuarto.

-         ¿Vienes conmigo entonces?

-         Bien. Ahora me arreglo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Becaria

Hace dos semanas entré como becaria en esta agencia de publicidad. No es la más grande, pero sí de las mejores. Por aquí han pasado grandes...